Considera contratar servicios de mantenimiento profesional de forma periódica. Los técnicos especializados pueden realizar limpiezas internas exhaustivas, ajustes y calibraciones que pueden ser difíciles de realizar por cuenta propia. Esto no solo garantiza un rendimiento óptimo de la impresora, sino que también puede prevenir problemas futuros.
O si no te lo puedes permitir, considera la posibilidad de asignar a un miembro del equipo la responsabilidad de gestionar el cuidado de la impresora. Esta persona puede encargarse de supervisar el mantenimiento regular, programar servicios profesionales cuando sea necesario y mantener un registro de las tareas realizadas y los problemas detectados.